Así que, ya que no nos podemos juntar con muchos familiares, vamos a mirar el lado positivo de tener que vivir una cena diferente. Para empezar, al no poder ir a casa de nadie, no tienes que vivir ese momento confuso de cuando llegas y te dicen “deja las chaquetas en esa habitación”. Siempre, en toda casa que se precie, hay una habitación vacía con dos camas, una para dejar las chaquetas y otra para dormir a los chiquillos cuando están cansados. Hay que ponerse de acuerdo, porque te pones a tirar chaquetas y yo ya he perdido a tres sobrinos. Tampoco vamos a tener en la mesa a algunos familiares que, los queremos mucho, pero si no cenamos con ellos, pues tampoco pasa nada. Al que yo llamo el primo ultra. Es el que quiere que cantéis villancicos a saco, que sea un no parar. “¿Qué pasa aquí? Que no canta nadie ¡vamooos! Vaya familia más aburrida, venga todos juntos Eeeeel camino que lleva a Belen… La virgen se está peinaaaando”
Otro del que te vas a librar este año es el Tío bromista. Lleva un humorista en los genes y desentona mucho en las familias amuermadas. Es ese que anuncia su llegada gritando: “¡Abran paso! Ya está aquí la alegría de la huerta” o “aquí el tío más guapo de la familia”. Repite mucho bromas antiguas y hace rimas constantemente: “¿Cuánto es doce más uno?”; “Tírame del dedo y verás”; “Mira, tienes una mancha en la camiseta…” y te da con el dedo en la barbilla. Es el tío que aún cuenta el chiste de Mistetas y el del fantasma de las bragas rotas. Las burlas y chascarrillos son repetitivos con él pero inofensivos. Al que si que vas a echar de menos es a tu Tío joven. Y es que hay un hermano de tu padre que suele ser el que más mola. Éste es un tío con el que te llevas relativamente pocos años, es el último hijo, y su misión en este mundo es enseñarte como es la vida realmente, normalmente en aspecto negativo. Es quién te da tu primer cigarro, tu primer cubata y uno de sus comentarios favoritos, que deben incluirse dentro del manual del tío joven, suele ser: “A ti un día te voy a llevar yo a un sitio donde te vas a hacer mayor”. Nunca he sabido a qué lugar se referirá… Ojo cuidado con la Tía joven. Porque como seas calmado estás perdido. Es moderna, va vestida como una persona de bastantes menos años, más apretada que un Sevilla-Betis y se ha hecho alguna cirugía y también un tatuaje… Normalmente un delfín o un sol en la zona del omoplato. Ésta suele ser también la tía bailona, te saca todo el rato a bailar, se conoce todos los bailes y aunque tú eres arrítmico ella se empeña. Existe la versión masculina y femenina, que conste en acta.
Una situación incómoda que tampoco vas a tener que vivir es la del tío metepatas. Tiene un don, un don negativo. Suele ser el que llega y te pregunta: “¿Qué, ya tienes novio?” y te acaban de dejar hace quince minutos por whatsapp… También suele ser el que te pregunta: “¿Y qué? ¿las notas cómo han ido este año?”, cuando te acabas de llevar una reprimenda gordísima por catear ocho. Y así con todo. El último tío que me queda es el tío de mentira. Es una persona que no tiene ningún vínculo familiar contigo, suele ser un vecino o un antiguo amigo de tu padre pero que está en todas las celebraciones familiares. Como siempre está presente lo ves normal, pero estas reuniones dan para mucho, incluso para aburrirte y pensar. Entonces llega cuando te empiezas a hacer preguntas: ¿Tendrá familia? Si es así, ¿habrá una silla vacía? ¿Es posible que yo tenga un tío que no conozco porque está sentado con otra familia? Este año por fin se le ha puesto un nombre: El Allegado. Si a lo mejor hay alguno de los personajes que no detectas, posiblemente es porque seas tú. Desde Sushiteka, os deseamos unas felices fiestas, a pesar de todo. Tanto si amas como si odias la Navidad. Y este año, aparca el cocktail de gambas y elige Sushiteka. Aquí os dejamos nuestras propuestas: https://www.sushiteka.es/carta/especial-nadal
